As Dodgers foron un equipo de fútbol sala femenino que tivo Taboada,O seu contrapunto foron os Celtic,equipo masculino tamén de fútbol sala,e que ainda compiten .Asi o povo vincúlase a Los Angeles , polas primeiras e a Glasgow a polos segundos.Postos a seguir trenzando hipertextualidade acudimos a Quentin Tarantino que paseaba un luns de agosto por Maplehurst Park en Knoxville cunha Coca Cola man pra xogar co título dunha das suas películas e con el nombrar unha sección na que incluiremos unha escolma reserva de videos e textos frescos e frebosos fresados dende o músculo corazón ó miolo máis sesudo .Aló van:
Manuel Mandianes: «El fútbol nos iguala a todos»
El científico gallego reflexiona sobre el fenómeno global en su último libro
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Manuel Mandianes (Loureses, 1942) es uno de los etnógrafos y antropólogos gallegos más conocidos. Contra todo pronóstico, este científico del CSIC ha volcado su talento en estudiar el fenómeno global por excelencia: el fútbol. El resultado es un interesante libro editado por Sotelo Blanco, El fútbol no es así, del que hablamos con su autor.
-¿Cómo le dio por sumergirse en el fútbol?
-A mi me encanta observar a la gente en la calle, en las estaciones, en los aeropuertos y un día me di cuenta de que el fútbol está presente en todas partes. Así que me propuse estudiarlo a fondo.
-Hay pocas cosas más universales que el fútbol.
-Pocas no, ninguna. Es el tema más globalizado de todos los temas; es de lo que habla todo el mundo. Imagínese la cantidad de horas que pasamos viendo fútbol en televisión, leyendo en los periódicos o escuchando en la radio. De ahí que los periodistas deportivos, los de las grandes cadenas, sean auténticas estrellas.
-Tanto tiempo dedicado al fútbol no habla muy bien de nuestra sociedad.
-Depende de como se mire. Habla mal si se excluyen otros temas. Decía Malraux que quienes miran a la vida con indiferencia, cuando encuentran una motivación se zambullen en ella con los ojos cerrados. Y eso es lo que pasa con muchos. Pero le diré que yo conozco personas que no leían nada, les acerqué a la prensa deportiva y hoy leen lo que les cae en las manos. En mi libro yo distingo entre amantes del fútbol, estudiosos y fans. Estos últimos son peligrosos, igual que los fanáticos de la religión o de la política.
-Esos que empezaron por la prensa deportiva no leerán a Malraux.
-Bueno, tal vez a Malraux no, pero sí a Cela o a Vargas Llosa. Pero fíjese en una cosa, el fútbol es un fenómeno reciente en términos históricos, que no ha tenido tiempo a crearse un lenguaje propio y tuvo que ir adquiriéndolo de otros ámbitos. Y sin embargo ahora los curas, los políticos, los filósofos, utilizan términos futbolísticos, porque es el vehículo más apropiado para llegar a las masas.
-Le he leído por ahí decir que los futbolistas son los nuevos filósofos, aunque cuando se les oye hablar... Vaya por Dios.
-Sí, sí. Es una contradicción. Es que el nivel cultural de las masas futboleras es tan pobre que se conforman con esas declaraciones tan simples. Digo que son los filósofos de nuestro tiempo porque lo que dicen es lo más escuchado, lo más leído. Esto muestra una sociedad pobre de pensamiento. Los fanáticos son gente con pocas ideas en la cabeza y que sin el fútbol sufrirían una especie de vacío existencial.
-Entonces el fútbol es el opio del pueblo.
-Si usamos el método de pensamiento de Marx, sí, podríamos decir que el fútbol es el opio del pueblo, lo que fue la religión porque es manipulado de forma torticera por hombres de negocios y políticos, sobre todo nacionalistas.
-Los intelectuales siempre han mirado al fútbol por encima del hombro.
-Entre la inteligencia siempre fue considerado como la distracción de quienes no tienen distracciones. Pero esa mentalidad está cambiando. Hay que decir que Heidegger era una gran aficionado. No tenía televisión y la única vez que le pedía a su vecino que se la dejara ver era porque había partido. Cuentan que una vez coincidió con Beckenbauer en un tren y cuando el futbolista le pidió que hablaran de filosofía, Heidegger le dijo que no, que mejor hablar de fútbol.
-En el campo mostramos lo peor de nosotros mismos.
-Lo que ocurre en el campo no es un azar, es el reflejo de la sociedad. Hay filósofos que creen que el hombre auténtico es el que se manifiesta en un campo de fútbol. La grada nos iguala a todos.
-¿Sabe lo que es un fuera de juego?
-Más o menos, aunque no me pida que se lo explique.
-¿Y una rabona?
-No, eso no.
"No podría besar otro escudo, ni vestir otra camiseta. No quiero mentirle a otro club ni a otra afición porque sé que no estaría totalmente metido en su dinámica. Eso no estaría bien. Por eso lo dejo". Y entonces se hizo el silencio. Esas fueron las últimas palabras deMarcell Jansencomo futbolista profesional.
El Hamburgo decidió no
renovar a su capitán después de un año en el que las lesiones sólo le
permitieron disputar 15 partidos en una campaña en la que elHamburgoconsiguió la salvación en el último partido.
Éste, lejos de buscarse un nuevo destino, decidió colgar las botas, y poner así
punto y final a su carrera... Y todo con tan sólo29 años. "Tenía ofertas muy buenas, pero
seguir jugando no era una opción", confesó Jansen. ¿La razón? Muy simple:
su pasión por el Hamburgo.
No es un One club man,
lo que quizás agigante aún más su leyenda. Marcell se crió en las categorías
inferiores delBorussia Mönchengladbach,
equipo con el que debutó en laBundesligaen
la temporada 2004-2005 con apenas 20 años.
Tras un efímero paso
por elBayern de Múnichen
la temporada 2007-08 llegaría al club de su vida, al Hamburgo, donde jugó y por
encima de todo, sintió el fútbol durante siete años.
Su ejemplo podría estar
a la altura de grandes leyendas como Matt Le Tissier en el Southampton o
Francesco Totti en la Roma. Ambos recibieron suculentas ofertas para salir
durante su carrera pero la pasión por su escudo y el sentimiento de pertenencia
al club pudieron con todo. Desde pequeños ambos mamaron lo que significa
defender su camiseta y las historias que había detrás de ella y crecieron
asimilando una filosofía. Lo de Marcell, en cambio, fue amor a primera vista.
Martin Jol acababa de aterrizar en el banquillo del Hamburgo y desde hacía
tiempo tenía la vista puesta en este joven lateral. El Bayern quería deshacerse
de él por lo que el acuerdo no tardó en concretarse. El verano de2008llegó a Hamburgo sin saber que sería la ciudad
de su vida. "Seguiré viviendo aquí, seré un aficionado más del club y
empezaré a poner en marcha proyectos, pero siempre relacionados con el
fútbol", explicó el día de su despedida.
Brasil 2014, su espinita
Jansen se retira con un carrusel de lesiones a su espalda, pero también condos Mundialesen su currículum. Klinsmann apostó por el lateral para la cita de2006. Su sucesor Joaquim Löw también le incluyó en las listas para laEurocopa de 2008y elMundial 2010. Jansen entró en la lista preliminar de 30 jugadores para Brasil 2014, pero se cayó de la definitiva a última hora por una nueva lesión, la que le apartó de haberse podido proclamar campeón del mundo pues Alemania acabó llevándose el triunfo final. Jansen llegó a vestir la elástica germana en 45 ocasiones
Jansen se retira con un carrusel de lesiones a su espalda, pero también condos Mundialesen su currículum. Klinsmann apostó por el lateral para la cita de2006. Su sucesor Joaquim Löw también le incluyó en las listas para laEurocopa de 2008y elMundial 2010. Jansen entró en la lista preliminar de 30 jugadores para Brasil 2014, pero se cayó de la definitiva a última hora por una nueva lesión, la que le apartó de haberse podido proclamar campeón del mundo pues Alemania acabó llevándose el triunfo final. Jansen llegó a vestir la elástica germana en 45 ocasiones
Muy buenos días a todos, yo estoy aquí principalmente por mi condición de enfermo de ELA. Y así me dirijo a ustedes. Pero debo ser siempre justo con mis otras condiciones, entre las que destacan la de periodista y la de futbolista. Desde la primera, vengo tratando la compleja enfermedad que sufro a través de un blog semanal en El Confidencial, tribuna que cada vez coge mayor vuelo y obtiene un mayor respaldo de lectores ávidos de conocer qué es esto de la ELA. Pero es desde la segunda condición, la de jugador de fútbol, desde la que veo más apropiado hablarles hoy.
Lo entiendo mucho más apropiado tras los
incidentes ocurridos el pasado domingo, conocidos por todos, y que son la
muestra de que hay demasiados que aún acuden a campos de fútbol sin haber
entendido lo más mínimo sobre qué es esto del deporte: actividad llamada a
mejorar al ser humano, y no a devolverlo a la época donde vivíamos en cavernas.
Lo quiero hacer, además, en un marco como este
que nos brinda la AFE, asociación de la que soy afiliado desde el año 2007, a
la que considero mi casa, y a la que estoy infinitamente agradecido por una
jornada como esta. En definitiva, durante cinco minutos, les voy a hablar de mi
enfermedad con las botas de fútbol puestas.
Y es que el fútbol es la respuesta a las
preguntas más complejas que me han hecho últimamente. Preguntas que yo también
me acabo haciendo, pero siempre a posteriori, cuando podemos pararnos a pensar
por qué somos como somos, de dónde nace nuestra manera de ser.
Los primeros síntomas de la ELA empiezan a
aparecer en un proceso que dura meses, roza lo desesperante y acaba tiñendo tu
día a día de un tono gris que todo lo cubre. Los doctores, que aplican la
acertada lógica de que lo menos frecuente es eso, lo menos frecuente, apartan
de sus primeras hipótesis algo tan temido y fatal como es la esclerosis lateral
amiotrófica. Pero es el tiempo, que jamás notarás que pasa tan lento como en
esas semanas eternas, el que poco a poco te mete en un pasillo largo donde
todas las puertas de escape laterales se van cerrando, viéndote abocado a pasar
por la que hay al final, donde accedes a un lugar muy oscuro: allí donde se
hace firme el fatal diagnóstico.
Y les voy a contar lo que sentí y lo que pasó
dentro de mí. Lejos de abrumarme, yo encendí desde el primer momento la luz de
esa sala oscura en la que, a la fuerza y de improviso, la vida me había metido
a los 33 años. Con tranquilidad y sin perder los nervios acepté la situación,
quise conocer el lugar donde me hallaba, qué opciones tenía, qué me esperaba allí
y, más importante, no perdí ni un segundo de mi tiempo en lamentarme y en hacer
comparaciones con los lugares fabulosos de donde venía.
Los demás no entendían que yo fuera capaz de
ver luz entre tanta oscuridad. Desde fuera, fueron entendiendo que me encontraba
entero, que seguía vivo y que quería vivir, que quería ver qué pasaba conmigo,
hasta donde podía llegar. Y ahí empecé a rodearme de gestos de asombro que
acababan en las preguntas de que os hablaba al principio:
¿De dónde sacas esa fuerza?
¿Cómo es posible que reacciones así?
¿Por qué no te quejas?
¿Por qué no te desborda ver tan de cerca el
sufrimiento inminente y la posibilidad de una muerte cruel y temprana?
Metido en el fragor de mi batalla particular,
yo no me paraba a pensar para dar respuesta a esas preguntas. Yo solo actuaba
según me dictaba la forma de ver la vida que siempre he tenido. Pero las caras
de asombro se multiplicaban según iba dando a conocer el diagnóstico, y la
insistencia de las mismas preguntas aumentaba. Llegó un momento que me tuve que
detener unos segundos e intentar responderme esas cuestiones a mí mismo.
Y la respuesta que encontré fue la misma para
todas ellas. Es muy sencilla y ya se la he anticipado: EL FÚTBOL.
Porque fue el fútbol el que me enseñó a
esforzarme día a día sin importar el pasado ni añorar un futuro que no se
conoce.
Fue el fútbol el que me mostró que todo puede
suceder en un segundo inesperado, tanto lo mejor como lo peor.
El fútbol también me dio instrucciones para
entender que, ante cualquier imprevisto, no queda otra que buscar soluciones y
jamás excusas, que son las que te hunden más y te hacen perder un tiempo
valioso.
En la cautela del ‘partido a partido’, el
fútbol me demostró que jamás hay que tirar las campanas al vuelo ni arrojar
tampoco la toalla, dándome una virtud impagable como es la mesura.
Dentro de un vestuario de fútbol aprendí a
dominar mis miedos, a respetar los miedos de los demás y a sentirme libre
asumiendo responsabilidades. Me hice hombre mucho antes que la mayoría de mis
amigos por el simple hecho de tener un examen semanal donde constantemente se
actualiza tu prestigio y para lo que no sirven excusas de ningún tipo. Y es que
en el terreno de juego no hay árboles donde esconderse y acabas siendo muy
consciente de qué has hecho mal o bien, por qué lo has hecho así y en qué
puedes mejorar. Porque siempre se puede mejorar. No lo olviden: siempre.
Y también fue el fútbol el que me enseñó a
pensar en los demás. En la fortaleza del grupo. En el bien común. En ayudar al
que se encuentra en apuros, pero no por condescendencia, sino por la más
genuina solidaridad. Solidaridad que solo se presta totalmente cuando no hay
engaños, cuando identificas que quien lo pasa mal, ya está dando todo lo que
puede dar de sí y aun así necesita tu apoyo.
Y también disfruté compartiendo esfuerzos al
lado de gente mejor que yo, sin que la envidia jamás apareciese porque,
sencillamente, los mejores me hacían mejor a mí. Y porque aprendí muy pronto
que hasta los mayores cracks de cualquier disciplina acaban necesitando de la
ayuda y comprensión de quienes les rodean para ser aún más grandes y poder
aspirar a las más altas cotas.
Y, señores, por encima de todas las cosas, el
fútbol me enseñó a soñar en mayúsculas. Siempre con los pies en la tierra, pero
soñar más allá de las nubes.
Cuando tanto yo como mi seres queridos
recibimos el pasado verano mi fatídico diagnóstico, fue algo así como encajar
tres goles seguidos a falta de cinco minutos para el final del partido más
importante de nuestras vidas. Y yo, simplemente, reaccioné como lo haría
vestido de corto, hice lo que he hecho siempre. Fui a recoger el balón del
fondo de nuestra portería, lo lleve al círculo central y me dispuse a levantar
uno a uno a la mayoría de mis ‘compañeros’, que yacían entregados sobre el césped
con ganas de estar en cualquier otro lado y no viviendo ese infierno.
Y ya voy acabando.
Desde ese momento, solo les quiero hacer ver a
quienes leen mi mensaje todo aquello que me han enseñado desde bien pequeño:
que los partidos se juegan hasta el final. Que mientras hay vida hay esperanza.
Que no hay minutos de la basura y que jugar es de por sí un regalo sea cual sea
el resultado. Que debemos disfrutar hasta de la peor de las derrotas, pero
disfrutar porque lo damos todo, porque peleamos hasta el último suspiro. Porque
sintiéndonos fuertes, ansiando mejorar y haciendo equipo, cualquier sueño se
puede convertir en realidad. Porque, hasta que el árbitro no pite el final,
cualquier remontada siempre será posible.
Y, además, porque siempre habrá un niño
mirándote y al que le debes dar el mejor de los testigos: tu ejemplo.
Muchas gracias.
El técnico que dirigía con pañuelos de colores
El 17 de octubre de 1943 se disputó la primera fecha del flamante torneo profesional de México. Esta nueva era del fútbol azteca, sostenida por mecenas acaudalados y grandes empresas, atrajo, como la miel a las moscas, a muchos veteranos futbolistas argentinos, ávidos de ganar una buena suma para su retiro. Uno de ellos fue el centrodelantero Marcos Aurelio, quien dejó Vélez Sarsfield para sumarse al club León. Allí, Aurelio tuvo un entrenador que utilizaba un complejo método para darles instrucciones a sus dirigidos, basado en pañuelos de diferentes colores. Si el técnico agitaba uno de color azul, todos debían ir al ataque. Por el contrario, si exhibía uno verde, los once tenían que defender. Y, si el pañuelo elegido era rojo, “había que retener la pelota”. La novedosa estrategia se puso en práctica, pero las cosas no salían nada bien: por más que el “míster” cambiaba los colores, los goles rivales caían uno tras otro. Con el partido desfavorable por 5 a 1, Aurelio se acercó al banco y, dirigiéndose al técnico, le sugirió: “¿Qué le parece si saca un pañuelo blanco y nos rendimos?
Infidelidad en directo
El Genoa luchaba por el ascenso a la Serie A italiana. El 28 de abril de 2000, en casa, frente al Atalanta de Bérgamo —uno de los punteros del campeonato—, había que ganar o ganar. El choque, cargado de roces, nervios y pierna fuerte, se evaporaba igualado en un tanto, hasta que el veloz delantero Davide Nicola trazó una diagonal fulminante que definió con maestría ante la salida estéril del arquero visitante, Alberto Fontana. Para celebrar su conquista, el goleador extendió su alocada carrera hasta un costado del campo, donde estaba sentado un grupo de policías, y se arrojó sobre una rubia y bella agente del orden, a quien besó apasionadamente. Era —reconoció luego el futbolista al periodista de la televisión situado en el campo de juego— una “amante” que había “caído en la red”. Nicola no fue amonestado por tan apasionado festejo, pero quien sí vio la tarjeta roja fue la policía: su esposo, que miraba el partido en directo por TV, la llamó de inmediato al teléfono celular y la expulsó del terreno conyugal.
Jakub Blaszczykowski: No hay gol que anote sin que mire al cielo para recordarla. Su madre, Anna, partió cuando solo tenía 11 años de la manera más cruel para un niño de esa edad. ‘Kuba’ vio cómo su padre, Zygmunt, la apuñalaba una y otra vez hasta la muerte luego de una discusión matrimonial. El jugador del Borussia Dortmund pasó cuatro días sin hablar ni comer.
"Nunca voy a entender por qué sucedió. Yo siempre me pregunto '¿por qué?' Hasta el final de mi vida voy a tener que vivir con esto. Daría todo lo que fuera a cambio de que mi madre estuviera viva”, señaló visiblemente emocionado en una entrevista para la televisión polaca.
Desde su detención, Blaszczykowski nunca más volvió a ver a su padre, condenado a quince años de prisión. Hasta mayo del 2012, cuando el volante de 28 años asistió a su funeral. Intentó dejar el fútbol pero su tío Jerzy Brezczec, ex capitán de la selección de Polonia, lo evitó.
El peor descuido de un arquero en la historia
Atlético de Madrid llegó una sola vez a la final de la Copa de Campeones de Europa y estuvo a cuarenta segundos de obtener el título más importante del fútbol del Viejo Continente, pero un increíble descuido de su arquero Miguel Reina lo privó del preciado galardón. La final del torneo, que enfrentó al conjunto madrileño con Bayern Munich de Alemania, se llevó a cabo el 15 de mayo de 1974 en el estadio Heysel de Bruselas, Bélgica. Al término de los noventa minutos reglamentarios, el marcador continuaba en blanco, por lo que el juez local Louis Loreaux hizo jugar el alargue de dos tiempos de quince, tal como lo establecía el anterior reglamento. A los 113 minutos, el delantero español Luis logró la apertura del marcador con un tiro bajo que superó al legendario portero Sepp Maier. Parecía que la gloria quedaba en poder de la escuadra española. Sin embargo, a segundos del final, ocurrió lo inconcebible: aún con la pelota en juego, Reina se quitó los guantes, abandonó su lugar y se los regaló a un fotógrafo que se encontraba detrás del arco. El inadmisible descuido fue aprovechado por el defensor alemán Georg Schwarzembeck quien, al notar que la meta estaba libre, efectuó un violento disparo de zurda desde treinta metros que llegó hasta las redes sin oposición. Igualado el duelo, se pactó un encuentro definitivo para dos días más tarde, en el mismo estadio, y el entrenador Juan Carlos Lorenzo decidió mantener a Reina. Nuevo error: los alemanes se impusieron por 4 a 0.
Carlos Tevez: Desde pequeño se acostumbró a recibir faltas arteras. Muy duras, de aquellas que buscan el físico y no la pelota. A los 5 años perdió a su padre, quien murió al instante tras recibir 23 balazos en un tiroteo en el barrio de Fuerte Apache. Carlos no le había dado su apellido y su madre, Fabiana Martínez, decidió abandonarlo cuando solo tenía seis meses.
Los obstáculos siguieron apareciendo: con diez meses le cayó agua hirviendo en el cuello y parte del rostro. Todo empeoró cuando por desesperación lo cubrieron con mantas de nylon para llevarlo al hospital, las cuales quedaron pegadas a su piel agravando más la situación. Las cicatrices que lleva son el recuerdo de aquel accidente que pudo acabar en tragedia.
Ya sano tras dos meses de terapia intensiva, el ‘Apache’ quedó a cargo de sus tíos maternos, Adriana Martínez y Segundo Tevez. Jugando en el Manchester United recibió la mala noticia de que su hermano biológico, el único con el que mantenía relación, y su cuñado fueron apresados por intentar robar un camión blindado. Ahí decidió ponerle fin a aquel vínculo. Hace solo unos meses, en julio, su padre adoptivo fue secuestrado y liberado después de ocho horas. A pesar de los malos momentos, Tevez se sigue encargando de gambetearlos con goles en cada partido de la Juventus.
Zigoni
Tregua de Navidad
Gracias al verano tardío de este año ha hecho que algunos aún estemos casi dándonos cuenta que estamos en Noviembre. Solamente unos días de frío y… ¡zas! Los primeros anuncios de Navidad empiezan a salir a la luz.
En la mitología navideña popular española se habla de unas Burbujas Freixenet o de un Calvo de la Lotería. Personajes que con su aparición en los bloques publicitarios anunciaban la llegada de la Navidad.
Ya son leyenda, pasaron a mejor vida. Donde antes todo el mundo estaba pendiente del famoso que iba a aparecer en la campaña de la marca de cava ahora ha virado hacia una casposidad ochentera al que ya nadie hace caso (acabamos de leer, y porque lo hemos buscado, que este año los encargados de aparecer en el anuncio son María Valverde y David Bisbal). Sobre Loterías, parece que este año se han puesto las pilas después del esperpento del año pasado, pero nos vamos a abstener de comentar nada por respeto a un compañero, porque sin saber nada más del asunto y conociendo el funcionamiento del mundo de la publicidad en esas esferas, no se merecen una sola letra más en este blog sobre este asunto. Es más, no vamos a comprar Lotería este año, que seguro que hay algún bote especial en el Euromillón.
Vamos a volver al tema que nos ocupa hoy, antes de que perdamos el espíritu navideño con el que nos sentamos a escribir esta entrada. Emotivísima campaña de Sainsbury’s.
Este año se han cumplido 100 años del inicio de la I Guerra Mundial. Si nos paramos a pensar, en este mismo momento hace solamente 100 años algún soldado moría en el barro de alguna trinchera. Suena como algo muy lejano pero no lo es tanto, son dos o tres generaciones hacia atrás, así que nuestros abuelos o bisabuelos lo vivieron. Es un pensamiento que nos pone un poco la piel de gallina.
La historia de este anuncio es un hecho real, conocido como la Tregua de Navidad. Sucedió en las trincheras de Flandes, pero se extendió rápidamente a lo largo de todo el frente. Pero antes vamos a recapitular.
La Guerra había empezado hacía casi 5 meses, entonces a los soldados de ambos bandos se les había prometido que el conflicto habría terminado para Navidad y estarían de vuelta en sus casas. Pero la realidad fue bien distinta. El 24 de Diciembre de 1914 los ejércitos aún batallaban y se masacraban unos a otros.
Aquella noche, el ejército alemán empezó a colocar abetos iluminados, que habían sido enviados al frente por orden directa del Káiser, junto a raciones extra de pan, salchichas y licores. Los centinelas británicos reportaron a sus oficiales que parecía haber pequeñas luces elevadas en postes ó bayonetas. Estas linternas iluminaban claramente a las tropas alemanas haciéndolas vulnerables a los rifles enemigos. Sin embargo, los ingleses se resistieron a disparar.
El mensaje estaba claro: Los alemanes, quienes celebraban la Navidad en la Noche del 24 de Diciembre, estaban enviándole un mensaje navideño a sus enemigos en el otro lado del frente.
A los pocos momentos de ver ésta señal los ingleses comenzaron a escuchar a algunos de los alemanes cantando un villancico de Navidad. Muy pronto fue entonado a lo largo de las líneas alemanas según se iban uniendo otros soldados en harmonía. Cantaban ‘Stille Nacht’, melodía que el bando inglés conocía, y que aquí en España la cantamos como Noche de Paz.
A los pocos momentos de ver ésta señal los ingleses comenzaron a escuchar a algunos de los alemanes cantando un villancico de Navidad. Muy pronto fue entonado a lo largo de las líneas alemanas según se iban uniendo otros soldados en harmonía. Cantaban ‘Stille Nacht’, melodía que el bando inglés conocía, y que aquí en España la cantamos como Noche de Paz.
A pesar de los esfuerzos de los oficiales y de los altos mandos por evitar esa tregua no oficial, cientos de soldados en seguida empezaron a saltar de las trincheras para intercambiarse regalos con el enemigo (tabaco, alcohol, comida, etc.)
Ambos bandos aprovecharon el 25 de Diciembre para poder recuperar los cuerpos de sus compañeros caídos. Incluso hubo una ceremonia religiosa conjunta.
Tocando el tema del deporte, que es por lo que hablamos de esto en este blog, hay incluso unos documentos que afirman que alemanes y aliados disputaron un partido de fútbol que ganaron los primeros por 3-2.
Por desgracia, el final de esa tregua tuvo un desenlace fatal para aquellos soldados que desobedecieron a sus oficiales. Los del bando alemán fueron enviados al frente oriental como escarnio mientras que algunos de los del bando contrario fueron ejecutados.
Volviendo a la actualidad, el 17 de Diciembre de este año, la UEFA va a celebrar un partido conmemorativo de este suceso en Ypres, Bélgica, en donde se tiene previsto levantar un monumento en el mismo sitio en el que se disputó el improvisado duelo futbolístico.
Un hecho que la organización califica como “Un extraño y extraordinario momento de paz y fraternidad, en el que el fútbol surgió como lenguaje común entre hombres de diferentes nacionalidades, es considerada una de las primeras expresiones del concepto de Europa que acabó tomando forma tras la Segunda Guerra Mundial.”
Michel Platini, presidente de la UEFA, ha invitado al acto a los jefes de estado y de gobierno de Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Irlanda y Reino Unido argumentando que “La ceremonia de conmemoración debe rendir homenaje a los soldados que, hace un siglo, expresaron su humanidad en un partido de fútbol escribiendo un capítulo en la construcción de la unidad europea y que son un ejemplo a seguir por las jóvenes generaciones de hoy”
El árbitro que se autoexpulsó
Posiblemente, la expulsión más extraordinaria de la historia del fútbol se produjo en el suburbio londinense de Charlton, durante un partido de aficionados ocurrido en marzo de 1998. Con el correr de las acciones, la situación se había tornado compleja para el árbitro Melvin Sylvester, cuyos fallos eran duramente cuestionados, uno a uno, por los jugadores. En el segundo tiempo, al proseguir la andanada de reclamos, la paciencia de Sylvester llegó a su fin: ante la persistente queja a gritos de un futbolista, el referí, desbordado, lo derribó de un puñetazo en el ojo. Al darse cuenta de lo que había hecho, Sylvester, sumamente compungido, sacó la tarjeta roja y... ¡se autoexpulsó! Luego, el singular hombre de negro entregó su silbato a uno de los jueces de línea y se marchó a los vestuarios, no sin antes prometer que nunca más volvería a dirigir.
Trinche Carlovich
La profesionalidad en el fútbol regional
“La profesionalidad en el fútbol regional”
Estos días, en los que muchos equipos comienzan una nueva pretemporada, me acordé de una frase que un importante personaje del fútbol gallego me dijo hace años en una de las muchas conversaciones que surgen en la grada de un partido cualquiera. La frase era clara y contundente, “el fútbol comienza en tercera división “. Cuando la escuché, tardé unos segundos en reaccionar y entre perplejo, sorprendido y algo molesto le pedí que me argumentara tal afirmación.
Este hombre me hizo entender que lo que quería decir era que la “ profesionalización “ del fútbol empieza en tercera división; esto, lejos de tranquilizarme me enojaba aún más porque él no solo hablaba de “profesionalización” en términos de salarios, instalaciones, afición, historia de clubes, material, recursos, apoyos económicos, etc sino que lo unía a seriedad, compromiso, esfuerzo, dedicación, etc. Desde mi humilde e inexperta perspectiva trataba de explicarle que esos aspectos también existen en el fútbol regional. ¡Cuánta gente conozco que jugando en preferente, primera, segunda o tercera regional lo dan todo por el fútbol! Futbolistas y entrenadores que, en muchos casos sin cobrar un duro, o en el mejor de los casos cobrando dos duros, acuden religiosamente a entrenar, sin excusas, sin malas caras, con ilusión, con ambición, con compromiso, no fallan. ¿Qué en estas categorías hay muchos que no son así? Por supuesto que sí, pero de los maulas no merece la pena hablar; hablemos de los jugadores “profesionales”, de los que merecen la pena, los que se comprometen con un club, con un entrenador, con unos compañeros; entrenadores que dan todo, que pasan noches sin dormir por tratar de solucionar problemas, hablemos sobre estos, que son muchos y poco reconocidos. Personas con sus trabajos, sus ocupaciones, que cogen el coche y se desplazan para jugar al fútbol, por enseñar, por hacer deporte, por competir, por sentirse vivos. Personas que no viven del fútbol, que viven para el fútbol. Personas que dignifican este deporte porque no lo hacen por profesión, sino por diversión pero que en muchos casos actúan como si fuera su profesión. Impagables.
Relacionado con la profesionalización en el fútbol regional me gustaría expresar que en la figura del entrenador todo esto tiene su lado bueno y su lado oscuro, lo que yo llamo “la buena y mala profesionalización del entrenador de fútbol regional“. Como entrenador, sea de la categoría que sea, debes tratar de tener todo lo bueno de la profesionalidad, todo aquello que dependa de ti, aspectos tales como: el compromiso, la ilusión, la dedicación, la educación, la humildad; todos aspectos que deben traducirse en la planificación de entrenamientos, en la preparación de partidos, en la optimización de recursos a tu disposición, etc. Esto le gusta al jugador, ayuda a que ellos sean más “profesionales“ y se sientan un poquito profesionales, por lo que el jugador por disfrute acabará, en muchos casos, involucrándose más, lo que sin duda, acabará repercutiendo positivamente en el buen hacer del equipo.
Lo que a mí verdaderamente me crispa, y mucho, es la “mala profesionalización“. Entrenadores de categoría regional que exigen a los demás sin exigirse a ellos mismos, que ponen a sus jugadores aficionados una exigencia de profesionales, entrenadores que les dan igual los problemas rutinarios a los que se enfrentan sus jugadores no profesionales, que exigen a clubes cosas alucinantes a estos niveles, entrenadores sin mano izquierda y que presumen de ello, que interpretan la autoridad del cargo como si de un régimen totalitario se tratase. Es en este punto, y solo en este punto, donde estoy de acuerdo con la frase “el fútbol empieza en tercera división“ y mientras no estemos en esas categorías nacionales bien nos vendría a todos analizar el contexto en el que nos movemos para actuar en consecuencia, con un poco de coherencia y sentido común. Es la hostia jugar a ser Mourinho o Guardiola, pero la cruda realidad es que no lo somos y mientras no lo seamos debemos ser personas antes que entrenadores porque si lo conseguimos, sin duda, nos hará mejores entrenadores.
¿Y todo esto a que viene? Pues todo este rollo viene a que es época de verano, que seamos profesionales en lo bueno pero que en lo malo tengamos la suficiente empatía y mano izquierda para no quemar ni cabrear al jugador de fútbol regional con exigencias estúpidas, desfasadas y desproporcionadas en este período de la temporada, donde seguramente haya viajes planificados, compromisos sociales o fines de semana ocupados. En la temporada, donde los partidos valen 3 puntos, posiblemente los jugadores, los grandes jugadores, devolverán en forma de compromiso y esfuerzo la empatía demostrada en estas fechas; y si eso no llega para sumar puntos, tranquilos, no será culpa de haber sido persona antes que entrenador, o mejor dicho, no habrá sido culpa de ser un entrenador que no rehúye de ser persona mientras ejerce de entrenador.
Sonreíd y disfrutad, siempre.
Sonreíd y disfrutad, siempre.
Mario Balotelli: Muchas veces actúa sin razón como lo hicieron alguna vez sus padres. Con problemas graves en el intestino y pensando que se iba a morir, los ghaneses, Thomas y Rose Barwuah, sus progenitores, decidieron mudarse a Brescia. En la ciudad italiana, la situación familiar no cambió y la escasez seguía con ellos. Cegados por la pobreza que los rodeaba, entregaron al servicio social a Mario cuando aún era un bebé.
En ese momento, aparecieron Francesco y Silvia Balotelli, pareja sobreviviente de la exterminación judía en Europa, quienes criaron según sus costumbres al delantero del Liverpool. A pesar de su locura, Mario siempre encuentra momentos de luz. Como en las semifinales de la Eurocopa 2012, cuando con dos goles suyos le dio el triunfo a Italia ante Alemania y protagonizó uno de los momentos más emotivos del torneo: aquel abrazo interminable junto a su madre, quien había visitado los campos de concentración de Auschwitz, en donde asesinaron a gran parte de su familia.
Malvinas
El siguiente poema de Alberti, está dedicado al arquero húngaro Franz Platko quien atajando en el partido de Santander contra la Real Sociedad en la final de la Copa de España de 1928 recibe un fuerte golpe en la cabeza. Pese a eso, logra terminar el partido con un importante vendaje y, más aún, con gran altura.
Al gran oso rubio de Hungría
Ni el mar,
Que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia, ni el viento, que era el que más rugía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
Rubio Platko de sangre,
Guardameta en polvo,
Pararrayos.
No, nadie, nadie, nadie,
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
Rubio Platko tronchado,
Tigre ardiente en la hierba de otro país,
¡ Tú, llave, Platko, tú llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo!
No, nadie, nadie, nadie,
Nadie se olvida, Platko
Volvió su espalda el cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas, sin viento
El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por tu sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto
temieron las insignias.
No, nadie, Platko, nadie,
nadie se olvida.
Fue la vuelta del mar
Fueron diez rápidas banderas
incendiadas sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza
Fue tu vuelta.
Azul heroico y grana
mando el aire en las venas
Alas, alas celestes y blancas,
rotas alas, combatidas, sin
plumas, encalaron la hierba.
Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.
!Y todo por ti Platko,
rubio Platko de Hungría!
Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario al viento abrió una brecha.
Nadie, nadie, se olvida.
El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.
!Oh Platko, Platko, Platko
tú tan lejos de Hungría!
¿Que mar hubiera sido capaz de no llorarte?
Nadie, nadie se olvida,
no nadie, nadie, nadie.
Que frente a ti saltaba sin poder defenderte.
Ni la lluvia, ni el viento, que era el que más rugía.
Ni el mar, ni el viento, Platko,
Rubio Platko de sangre,
Guardameta en polvo,
Pararrayos.
No, nadie, nadie, nadie,
Camisetas azules y blancas, sobre el aire.
camisetas reales,
contrarias, contra ti, volando y arrastrándote.
Platko, Platko lejano,
Rubio Platko tronchado,
Tigre ardiente en la hierba de otro país,
¡ Tú, llave, Platko, tú llave rota,
llave áurea caída ante el pórtico áureo!
No, nadie, nadie, nadie,
Nadie se olvida, Platko
Volvió su espalda el cielo.
Camisetas azules y granas flamearon,
apagadas, sin viento
El mar, vueltos los ojos,
se tumbó y nada dijo.
Sangrando en los ojales,
sangrando por ti, Platko,
por tu sangre de Hungría,
sin tu sangre, tu impulso, tu parada, tu salto
temieron las insignias.
No, nadie, Platko, nadie,
nadie se olvida.
Fue la vuelta del mar
Fueron diez rápidas banderas
incendiadas sin freno.
Fue la vuelta del viento.
La vuelta al corazón de la esperanza
Fue tu vuelta.
Azul heroico y grana
mando el aire en las venas
Alas, alas celestes y blancas,
rotas alas, combatidas, sin
plumas, encalaron la hierba.
Y el aire tuvo piernas,
tronco, brazos, cabeza.
!Y todo por ti Platko,
rubio Platko de Hungría!
Y en tu honor, por tu vuelta,
porque volviste el pulso perdido a la pelea,
en el arco contrario al viento abrió una brecha.
Nadie, nadie, se olvida.
El cielo, el mar, la lluvia lo recuerdan.
Las insignias.
Las doradas insignias, flores de los ojales,
cerradas, por ti abiertas.
No nadie, nadie, nadie,
nadie se olvida, Platko.
Ni el final: tu salida,
oso rubio de sangre,
desmayada bandera en hombros por el campo.
!Oh Platko, Platko, Platko
tú tan lejos de Hungría!
¿Que mar hubiera sido capaz de no llorarte?
Nadie, nadie se olvida,
no nadie, nadie, nadie.
Mario Benedetti le regaló este poema a Maradona.
Hoy Tu Tiempo Es Real
Hoy tu tiempo es real, nadie lo inventa
Y aunque otros olviden tus festejos
Las noches sin amos quedaron lejos
Y lejos el pesar que desalienta.
Y aunque otros olviden tus festejos
Las noches sin amos quedaron lejos
Y lejos el pesar que desalienta.
Tu edad de otras edades se alimenta
No importa lo que digan los espejos
Tus ojos todavía no están viejos
Y miran, sin mirar, más de la cuenta
No importa lo que digan los espejos
Tus ojos todavía no están viejos
Y miran, sin mirar, más de la cuenta
Tu esperanza ya sabe su tamaño
Y por eso no habrá quien la destruya
Ya no te sentirás solo ni extraño.
Y por eso no habrá quien la destruya
Ya no te sentirás solo ni extraño.
Vida tuya tendrás y muerte tuya
Ha pasado otro año, y otro año
Les has ganado a tus sombras, aleluya.
Ha pasado otro año, y otro año
Les has ganado a tus sombras, aleluya.
Por Ella
cuento corto de fútbol
Ahí va ella, otra vez, con su andar de siempre. ¿ Quién puede resistirse a su caminar apasionado?
Los muchachos se pelean por tenerla aunque sea un instante para demostrarle que nadie la va a tratar mejor. Pero ella va sin más deseos que el de ser acariciada, sin mas deseos que el de ser respetada por lo que es.
Pisando la tierra, levantando polvo o rodando por el pasto fresco , siempre cerquita del que la sepa seducir.
La infaltable de los sueños de pibe, la que cambia el ritmo de nuestros corazones, esa que tiene reacciones impensables y que es el centro de todas las miradas. La que hace detener los autos cuando sale a la calle, la que por un simple antojo puede cambiar la historia de nuestras alegrías.
Ella te da todo y nada, ya la conocemos, no le pidas promesas. Solo quiere que la traten como se merece, busca al que sabe, al que la quiere de compañera, al que le jura amor eterno sin tratar de cambiar su personalidad infiel.
Es que no se sabe quedar quieta y si la obligan se resigna esperando al que con encanto la invite a bailar. Si se lo sabes pedir hace lo que quieras, pero no es fácil, tiene su carácter y a veces sin importarle el momento, suele hacer bromas para las que hay que estar bien preparado.
Es tan sensible que siempre nos pide lo mejor de nosotros y solo ahí se dispone a mostrar lo que es capaz de hacer.
El precio de llevarla al lado es la obligación de conocerla bien y estar siempre listo para cualquier cosa.
El precio de llevarla al lado es la obligación de conocerla bien y estar siempre listo para cualquier cosa.
Esa que extrañamos tanto cuando no llega y que cuando la tenemos deseamos no defraudarla para que se quede el mayor tiempo posible. Esa que se enoja si la dejamos afuera o llora cuando deja de ser el centro de la fiesta.
Es que sabe bien que no puede faltar, simplemente porque es ella la que enciende la pasión de los que se reúnen para verla.
Su espíritu es travieso y alegre, no importa si esta vestida de trapos viejos o de fino cuero, no le interesa si con ella te va la vida o el honor, lo único que quiere es divertirse.
Su espíritu es travieso y alegre, no importa si esta vestida de trapos viejos o de fino cuero, no le interesa si con ella te va la vida o el honor, lo único que quiere es divertirse.
Te puede llenar de tristeza y al instante llenarte de alegría.
Amiga inseparable de los más famosos reyes y príncipes sin olvidarse de los que están del otro lado del alambrado palpitando sus movimientos.
Amiga inseparable de los más famosos reyes y príncipes sin olvidarse de los que están del otro lado del alambrado palpitando sus movimientos.
Sin ella no podríamos recordar esos momentos únicos, sonrisas que no caben en la cara, dolores que no se pueden disimular, vidas enteras que su mágico girar cambio para siempre llenándolas de historias inolvidables.
No tiene secretos, ella misma es un secreto. Un secreto que solo pueden descubrir los que saben que ella es la protagonista y le agradecen su presencia en cada beso. Esos que saben que su seductora forma no sabe resistirse al que con mágica poesía sepa llevarla hasta el altar.
Si nos habrá hecho trepar alambrados, saltar paredes, y hasta subir a los árboles haciéndonos prometer que íbamos a tener más cuidado la próxima vez.
Ella guarda en su corazón la imagen de todo el planeta, nos hace tocar el cielo y a veces morder el pasto.
Es la del barrio pobre, la de las copas, la del patio de la escuela, la del mundo.
Es la del barrio pobre, la de las copas, la del patio de la escuela, la del mundo.
El juguete favorito de los que perdemos noción de tiempo y lugar cuando ella nos invita a su ritual.
La que puede transformar al baldío en el estadio Wembley o al partido de la cortadita en el clásico de los clásicos.
Esa que alguna vez pedimos para el cumpleaños o para reyes y que cuidamos con el orgullo de creernos su dueño, tratando de que no se moje, cuidando de que no le falte aire y hasta llevándola al ladito de la cama para soñar juntos con la jugada perfecta.
Esa que compartimos con los amigos y que queremos demostrar a los demás que nos quiere más que a nadie.
Es que ella nos acompaña desde siempre y aunque a veces se rinda a nuestros pies simulando estar loca por nosotros, somos nosotros los que estamos realmente "locos por ella".
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